domingo, 23 de marzo de 2008

Viernes Santo 1

Acudí a ver las procesiones del Viernes Santo en la capital, la decepción que me llevé fue enorme y tengo claro que no he de acudir nunca más, San Juan de la Cruz dijo que hay imágenes que en vez de llamar a la fe la quitan. Las escenas del Viernes Santo a mi me causan más disgusto y desazón que los sentimientos que me deberían venir en un día como el Viernes Santo.
Las hermandades del Viernes Santo hacen más grandes aún si cabe a la hermandad de la Macarena, a los Estudiantes, al Pobre y a los Gitanos. En el recuerdo parece que estas hermandades más jóvenes son las más expertas, parecen maravillosos cortejos, parece que hubieran cuidado el más mínimo detalle y sonroja hacerlos crítica alguna teniendo en la misma ciudad semejantes comparaciones.

Lo que no vi: pensaba yo que el “Señor de Madrid”, Jesús de Medinaceli, la imagen a la que más devoción tiene un servidor, porque me inspira muchas cosas y a la que reconozco como imagen milagrosa y dignísima de veneración, tendría una procesión más larga, puesto que con una multitud convocada entorno a sí, no es de esperar que una procesión discurra con tanta rapidez.
Así que no acudí a encontrarme con él hasta más tarde, para mi sorpresa a las 10 y poco ya no quedaba ni rastro, menos de 3 horas de procesión. No es que uno espere que una Archicofradía organice su ritmo y su itinerario pensando en el público que acude a ver la procesión, de forma que este se pueda repartir, pueda tener la comodidad de ver en varios puntos al señor ... Pero es que con una procesión tan corta es de esperar que se monte la que se monta y que la gente en Madrid tenga tantos problemas con las esperas, los sitios y los vecinos de “bulla” puesto que como pierdas el sitio, o no llegues a tiempo de cogerlo, te puedes despedir por este año de ver nada.
No fue lo peor de la tarde noche, lo mejor, sin duda, fue la procesión de los alabarderos. Como todas las hermandades tienen muchas cosas a mejorar, y se pueden hacer unas cuantas críticas a esta hermandad, la crítica es buena, aún la “destructiva”, ayuda a mejorar, pues a veces hay que destruir para poder construir.
Los alabarderos, la hermandad más joven de las madrileñas, ya da ejemplo de seriedad y de iniciativa, y además tiene una gran juventud en su seno y eso es motivo de alabanza, las hermandades con juventud tienen una gran baza para mejorar, crecer y hacer las cosas bien.
Me gusto el orden en el cortejo, me gustó la forma de llevar el paso y me gustó el acompañamiento musical, pero encuentro un gran fallo; alguien debería informar a los cofrades de las hermandades de penitencia de nuestra ciudad en que consiste una procesión de penitencia, no es un paseo, ni un desfile triunfal, no está hecho para que se vea quien es la persona que manda, ni está la procesión para lucirse, todo lo contrario, de hecho el motivo de usar la túnica nazarena, que consiste en dos partes indispensables la una sin la otra, túnica y antifaz, cuyo fin es el de pasar desapercibidos y que no se reconozca al penitente. Todos los hermanos que hacen estación de penitencia deberían por tanto cubrirse, para que no se los reconozca, dicho de otra forma, los hermanos de la presidencia de los Alabarderos deberían ir cubiertos, no es un desfile, no se trata de destacar.
Del orden del cortejo; los nazarenos que llevan su cirio van iluminando el camino y la imagen del señor que les sigue, no iluminando un batallón, por mucha escolta que sea, los batallones van detrás y las presidencias delante, detrás del paso va la banda, que por cierto como ya he dicho me pareció acertado el acompañamiento musical de esta hermandad, e inmediatamente tras el paso va el preste, pero no el hermano mayor que debe ir presidiendo la hermandad delante del cuerpo de acólitos cuya función no es alumbrar a presidencias ni obispos, ni frailes sino precisa y únicamente a Dios o a su Bendita Madre. Otro aspecto es que a esta hermandad se le queda corto un sólo incensario, sería conveniente dos o incluso tres haciendo una nube generosa de humo sacro, que realce más una hermandad con esta estética tan solemne.

Los Siete Dolores, la verdad es que da dolor verlos. Mucha sobriedad, pero la sobriedad y la elegancia no se puede confundir con “ser cutres” hay que cuidar los detalles, otra vez pidiendo dinero, una hermandad con esta solera... Me avergoncé de ser natural de esta ciudad.
Los escapularios: ya que se llevan, por favor, las fotocopiadoras son un gran invento, pero para los documentos, los escapularios quedan muy bonitos si son bordados, los hacen en las casas de “serigrafía” a veces el mismo sitio de las fotocopías, son más caros pero creo que merece la pena. Una virgen así merece otro tipo de iluminación, ciriales, incienso, insignías, bandera. Seguro que ha llevado este tipo de cosas en algún momento de su historia. Parece muy necesario que esta hermandad se replantee muchas cosas, sabemos que andan cortos de ese gran elemento tan necesario en una hermandad, más que el dinero, las personas. Cuando una hermandad tiene tal crisis de factor humano poco se le puede pedir, salvo que busque aumentar ese factor humano.
Tal vez sería el momento de suprimir a las marquesonas vestidas de “manolas” a mi no me gustan en ninguna procesión, y esta humilde, como lo es, quita encima sentido, no podemos decir que es una hermandad humilde con esas señoronas mirando al publico por encima del hombro . Me parece buena idea llevar esos estandartes en recuerdo de los pasos que faltan. Tal vez un cortejo más corto, pero bajo un palio ayudaría a atraer gente a la hermandad. El estilo “sobrio-cutre” no atrae, es una reflexión, pero tal vez merezca la pena que la hermandad se extinga por creer que defiende un estilo estético, que ellos mismos se han inventado y que no responde a epocas inveteradas ni al estílo clásico de la ciudad.
La Virgen me gusta más vestida como lo está en la cuaresma que con ese rostrillo tan cerrado que no ayuda, no deja ni verle la cara, no invita, no gusta... y encima no cuadra con la corona, que parece desmesurada al lado del rostro de la virgen

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